Gabo Caruso (Buenos Aires, Argentina). Estudió ciencias políticas, fotografía, comunicación visual y fotoperiodismo. Está especializada en temáticas de género. Le interesa la fotografía como herramienta colaborativa y de transformación social. Con sus obras desea establecer vínculos empáticos e íntimos, buscando acercar realidades que refunden los bordes, los márgenes de lo político, ampliando los límites del pensamiento. Sus diferentes proyectos están vinculados a los derechos humanos en favor de la diversidad.
Ha publicado en El País, Stern, El diario.es, Photoworld China, Vice, El Salto, etc.
Sus trabajos han sido apoyados por National Geographic e IWMF (International Women´s Media Fundation) y expuestos internacionalmente.
Actualmente reside y trabaja en Barcelona.
Cora
¿Cambia el mundo si cambio de género?
En los últimos años se ha producido algo revelador en el mundo: la aparición en público de niñ@s trans que, acompañados por sus familias, exigen que se atiendan sus derechos. La transexualidad existió siempre, pero, históricamente, el primer lugar de exclusión había sido la familia. Luego, las demás instituciones (sociales barriales, escolares, jurídicas, sanitarias, etc) también discriminaban a estas personas.
Con la Convención sobre los “Derechos del Niño” en 1989, se los reconoció como sujetos de derechos, pero estos derechos se construyen sobre la base cisgénero, negando que existan diversas formas de habitar el mundo. En 2018 la OMS eliminó la transexualidad de su lista de enfermedades. Sin embargo, l@s niñ@s trans aún se encuentran entre los más vulnerables al acoso escolar, agresiones, autolesiones y suicidio. Según las organizaciones LGTBIQ cuando “una familia, escuela, hospital, club, respeta la identidad de una persona menor, le está literalmente salvando la vida”.
El 27 de junio de 2022, y tras dos años de debate, el Gobierno aprobó el proyecto de “Ley trans” que prevé medidas contra la discriminación: “Las vidas trans, ya no pueden esperar”, señaló la ministra de Igualdad. El Estado les reconoce su “derecho a ser” aunque sólo a partir de los 12 años.
Conocí a Cora en 2018, cuando tenía 7 años, en su casa de Barcelona, dos otoños después de realizar su transición. Fue la persona más joven en pertenecer a una asociación trans en España.
Con mi serie CORA (proyecto evolutivo y participativo), deseo hacer visible una infancia invisible, mostrar la belleza de ser quien eres, y demostrar visualmente que es posible ser una persona trans y crecer feliz, si el entorno -que antes excluía- ahora respeta y acompaña.