La brecha de los sueños

Aitor Lara

Aitor Lara es fotógrafo documental. Sus inquietudes personales así como su formación en Filosofía le han llevado a interesarse por temas relacionados con la cultura contemporánea, especialmente los relacionados con procesos de transformación identitaria y con las minorías sociales. Es un fotógrafo independiente y colaborador de National Geographic, con más de dos décadas de experiencia capturando historias humanas y visuales en diferentes territorios del mundo, así como en España, su país natal.

La brecha de los sueños

Todos los niños sueñan con los ojos abiertos. El futuro es un universo de posibilidades en el que se pueden percibir en función de sus intereses. Esos juegos de la imaginación en los que pueden ser astronautas, chef o artistas son una herramienta necesaria en el crecimiento, ya que nacen como una aspiración para pasar a ser el estímulo para conseguir metas personales.

Pero hasta la posibilidad de soñar es algo que le puede ser sustraído a la infancia. La Brecha de los sueños es un término que surgió para denominar la distancia que separa a las niñas de su potencial. En entornos desfavorecidos, esta brecha es especialmente patente y afecta tanto a las niñas como a los niños. Las condiciones en las que se desarrollan los primeros años de vida hacen que la infancia de los barrios vulnerables abandone precozmente esas ensoñaciones para dejarse vencer por un pesimismo realista.

Tres barrios de Sevilla encabezan la lista de los más pobres de España. Se trata de zonas muy castigadas por el desempleo y la exclusión social, con elevados datos de fracaso escolar. Muchos de estos niños, con el tiempo, generan estrategias emocionales de supervivencia como la apatía, la baja tolerancia a la frustración, la falta de autoestima o la dificultad para controlar la agresividad. Algunos terminan por convertirse en la peor versión de sí mismos.

“La brecha de los sueños” retrata los barrios de Sevilla más afectados por la pobreza cronificada. Mientras crece el turismo masivo, muchos de sus barrios sobreviven entre cortes de luz y falta de atención cívica, marcados por la desesperanza. Son lugares en los que mueren los sueños casi al mismo tiempo que se fraguan. Infancias robadas a poca distancia de los brillos resplandecientes de la postal turística que se ofrece a los visitantes.